El creciente desempleo está deteriorando la calidad de vida de los dominicanos. Todos los días se conoce la noticia de empresas que se ven obligadas a reducir su nómina porque sus ventas se han desplomado. La consecuencia inmediata es la disminución de los ingresos del hogar. Esa triste realidad es agravada por el fuerte aumento de los precios de la mayoría de los bienes y servicios. Mientras eso sucede el gobierno distrae al pueblo dominicano con el circo constitucional, como si fuera la prioridad nacional.
La reforma de la Constitución no reducirá la tasa de desempleo ni bajará el nivel de precios. El gobierno lo sabe, pero, como es incapaz de resolver la crisis económica -que él mismo ha creado con un elevadísimo déficit público y una política monetaria muy restrictiva-, ha decidido entretener al país con un espectáculo improductivo.
Los productores nacionales se están yendo a la quiebra. El sector industrial ha perdido competitividad y está siendo desplazado por las importaciones. Las elevadas tasas de interés, el altísimo costo de electricidad, los carísimos precios del transporte, la voracidad tributaria y la corrupción generalizada se han combinado para crear una economía de alto costo que reduce la competitividad nacional. Por ese motivo las empresas extranjeras del sector manufactura se van del país y las nacionales quiebran.
Peor ocurre en el sector agropecuario nacional. El gobierno ha otorgado numerosos permisos de importación que ha inundado el mercado local de productos agropecuarios importados, llevando a la quiebra a los agricultores dominicanos. La desesperación es tan grande que más de 4 mil productores de la Provincia de San Juan de la Maguana lanzaron frente al Congreso Nacional 150 quintales de habichuelas como protesta debido a las importaciones promovidas por funcionarios públicos. Si el gobierno no hace nada, todos esos productores se irán a la quiebra -al igual que los productores de cebolla de Constanza-, aumentando la tasa de desempleo y la incidencia de la pobreza en el campo.
El turismo también se encuentra en crisis. Numerosos hoteles de la zona norte están al borde de la quiebra o ya cerraron sus puertas. El aumento de los costos internos, unido a la crisis financiera internacional, ha reducido significativamente el flujo de efectivo de los hoteles. Como muestra del descenso del turismo basta con señalar que en el primer trimestre de 2009 los ingresos fiscales por tarjetas de turismo se redujeron en un 18% con relación al mismo período del año anterior. El gobierno, a pesar de que tiene en sus manos la posibilidad de reducir los costos para mejorar la competitividad del sector, se cruza de brazos y observa cómo se desploma la principal fuente de divisas del país.
Los expertos afirman que el sector construcción languidece por las elevadísimas tasas de interés. Las ventas de viviendas se han reducido en un 50%. Los constructores privados afirman que en los primeros meses de 2009 se perdieron más de 100 mil puestos de trabajo en ese sector. Esto significa que, además de muchos dominicanos, una parte importante de haitianos –que se ganaban la vida realizando los trabajos menos remunerados de la construcción- ha perdido su fuente de ingresos. No se sorprenda si se observa un aumento de las mujeres y sus hijos haitianos en las esquinas solicitando limosnas. La presión social será inaguantable.
miércoles, 22 de abril de 2009
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